CHARLA
Iván Pérez debutó en Primera, con el Deportivo en el Bernabeu y jugó su último partido en la máxima categoría, en San Mamés
El santiagués asegura estar disfrutando de sus mejores momento con el CD Lugo y a sus 29 años asegura que sigue aprendiendo de Quique Setién
El media punta rojiblanco siente admiración por Carlos Pita desde que jugaban en Segunda B "era un jugador diferente, con el que más me entendí y disfruté"
Entrevista a Iván Pérez
28/mayo/2014
Iván Pérez es el paradigma del futbolista talentoso que disfrutó y sufrió los avatares del fútbol. De la élite al ostracismo. En Lugo se reencontró consigo mismo y ahora realza el disfrute personal para, de este modo, alcanzar el éxito deportivo.
¿Cómo un futbolista como tú estuvo sin equipo durante unos meses?
Son cosas del fútbol. Algunas veces te da esos palos y son cosas de las que tienes que aprender, de las que tienes que mejorar tanto como persona como jugador y creer que puedes salir adelante. Si te vienes abajo es cuando al fin y al cabo tienes que pensar en otras cosas que no sea seguir jugando.
¿Qué diferencia al Iván Pérez que se subía a un coche para venir a entrenar desde julio a noviembre de 2012 sin tener ficha al posterior que se sube desde entonces?
La ficha. Es lo único que cambia y, sobre todo, la motivación de que puedes competir el fin de semana. Al fin y al cabo, venía a entrenar, disfrutar y aprender. Seguiré haciéndolo mientras esté aquí.
Has vivido la cara dulce y amarga del fútbol. ¿Qué has aprendido del fútbol que hayas utilizado para la vida en general?
Sobre todo en no confiar en algunas cosas, en no pensar que todo está rodado. Hay que currárselo, trabajárselo cada día. Es algo que siempre he tenido en mente, pero es cuando más lo ves, cuando más lo aprendes, cuando estás en situaciones en la que no te salen las cosas, no tienes nada, no tienes equipo. Tienes que aprender a ser fuerte mentalmente. Es la máxima más importante algunas veces para poder sacar lo que uno tiene dentro.
Eres un futbolista inteligente jugando y te has formado académicamente. ¿Lo decidiste por vocación, por recomendación personal, por los golpes que te dio el fútbol? ¿Por qué razón?
Era algo vocacional. Desde siempre me gustó la docencia a nivel de educación física. Siempre me encantó esa parte teórica y práctica. Siempre quise formarme como especialista y, sobre todo, como profesor. Al fin y al cabo, cuando deje el fútbol espero vivir de eso. Es algo que siempre tuve desde que tienes enfocar una meta, una mira. Lo primero que mis padres siempre quisieron fue me formara educacionalmente para después tener un futuro profesional. Luego, el fútbol tomarlo como que si salía, bienvenido sea porque mi padre sabe de qué va esto; y si no salía; pues, mira, lo importante es disfrutar donde estés, con quien estés y donde juegues.
¿Qué influencia tuvo tu padre a la hora de haber sido futbolista?
Tuvo mucha. Para mí lo es todo porque es la persona que se encargó de que el camino fuera el correcto. Siempre hay épocas en las que flojeas un poco en los estudios, aunque siempre fui de sacar buenas notas, y era quien me enfocaba el camino a seguir: lo primero y principal eran los estudios. Formarme principalmente como persona y, después, como futbolista. Es la persona que miró por mí, tanto como mi madre. Miró, sobre todo, por mi carrera futbolística para enfocarla con humildad, perseverancia y constancia. Gracias a no perder los estribos en el fútbol porque él sabía que el fútbol te podía durar dos días, diez años, puedes tener una lesión, quedarte sin equipo, etcétera. Siempre tienes que tener algún respaldo por detrás a nivel de educación para tener un futuro por delante.
¿Cuál es el lado positivo del fútbol?
Para mí es el disfrute que tengo cada día. Es el sueño que tuve desde pequeño, el poder ser feliz y disfrutar con lo que hago, con el juego, con el fútbol, con tener la pelota delante. Se ve en cada partido o en cada entrenamiento. Así es cuando mejor puedes rendir.
¿El momento más duro?
Levantarte cada día y saber que no tienes nada. Entrenar cada día y saber que no tienes posibilidad ninguna de aspirar al fin de semana, que al final y al cabo es lo que todo jugador quiere. Está bien entrenar, pero todo el mundo quiere jugar. Lo más duro es saber que estás sin ficha, sin equipo, sin poder hacer lo más que te gusta.
¿Pero te refieres a casos anteriores o también desde julio a noviembre en 2012?
Me refiero a épocas anteriores. Incluso, desde julio a noviembre la cabeza te da muchas vueltas sobre lo que te va a deparar el futuro, qué camino vas a tener que coger y qué esperanzas tienes de seguir jugando. Es cuando empiezas a pensar más en otras cosas que en seguir jugando.
¿Cómo es el momento en que el club te dice que vas a tener ficha?
Fue una sorpresa. Recordaré que estábamos en A Campiña. Me dijo el míster que iba a hablar conmigo Carlos Mouriz, que me iba a hacer ficha y que por él que se solucionase cuanto antes. No hubo nada que arreglar. Conmigo nunca hay problemas de ese tipo.
¿Qué recuerdos tenías del Lugo mucho antes de fichar por la entidad?
Los primeros recuerdos que tengo, además de jugar contra ellos en las diferentes categorías de fútbol base, es en la etapa en la que estaba en el Laracha y estaba Ángel Cuéllar en el Lugo. Me sentía fascinado por tener un jugador tan importante delante de mis narices enfrentándome a él. Ver que es un club importante, respetado en Galicia y respaldado por su afición.
¿Qué te ha aportado Quique Setién que no hayan hecho anteriores entrenadores?
Mucha confianza en que quiere que aporte todo lo que sé. Quiere que mejore cada día. Me hace mejorar y me hace sentir cada día más tranquilo en el campo. Siempre me decía que a veces me precipito mucho en los pases, en las jugadas. Sabe que puedo tener la cabeza más fría, más tranquilidad y lo puedo hacer todo más fácil. Algunas veces lo fácil es lo difícil y cuando quieres hacer lo que más fácil te parece a ti a veces te complicas la vida y, sobre todo, se la complicas a tus compañeros.
¿Quién es el entrenador que más te ha marcado antes de fichar por el Lugo?
El primero, ante todo, fue mi padre, que me enseñó cómo disfrutar y cómo verme dentro del campo, cómo ser compañero y a la vez saber aprovechar las oportunidades que tiene uno para hacer las cosas bien y favorecer a todos. Es el que más me influyó. Luego, siempre está el recuerdo de José Luis (Vara), que siempre se centró en que tenía que aprender a defender más, aprender a correr mucho más. Es algo que cuando ya te enfrentas a un nivel más, entre comillas, profesional no es lo mismo que en juveniles, que podías coger la pelota y hacer las jugadas. Aquí tenías que hacerlo por el bien de todos, por el trabajo de todos. Ya era mucho más difícil, estabas jugando contra hombres.
Hay varios ex deportivistas en la plantilla que vivís sensaciones encontradas con el Dépor. ¿Qué valoración realizas, primeramente, de tu época en la cantera del Deportivo?
Llegué al Fabril, al segundo equipo, me encontré con Tito Ramallo y un gran equipo. Estábamos jugando en Tercera, pero empezabas a mirar lo que tenías de base y era espléndida. Así fue que en el primer año quedamos campeones de liga. Aprendes que tienes que pensar en formarte y ves que la meta que siempre soñaste puede estar más cerca porque ya formas parte de en un filial. Aprendes a competir un poco más serio, un poco más con esas expectativas de algo más. Buscabas el ascenso a Segunda B. Es algo que conseguimos.
¿Teníais la sensación de que en la cantera del Dépor era difícil llegar arriba? ¿Se notaba internamente o no? Desde el punto de vista de la motivación de los canteranos.
Cuando llegabas no eras tan consciente de la realidad que allí existe. Pero con el paso de los años te das cuenta que el fruto de la cantera era inexistente porque poco se miraba por nosotros, poco se valoraba lo que estábamos haciendo. Visto mi último año que ni el entrenador (Lotina) me conocía. Me tuvo a prueba un mes para firmar por el primer equipo. Ya se ve el valor que se lo otorgaba a la cantera. Cuando llegas sí crees en las ilusiones de llegar a un filial. Recién llegado, tuve la oportunidad de debutar ya en el Teresa Herrera con el primer equipo. Siempre piensas que puedes aspirar a entrenar, a competir, a algo más, pero con el paso del tiempo ves que la realidad es otra.
La última temporada antes de jugar en Primera marcas ocho goles y repartes dieciséis asistencias con el Fabril en Segunda B. ¿Cómo fue ese campeonato?
Fue un año triste. Equipo había. Había grandes jugadores. Quizá hubo momentos que nos faltaba más unión en el vestuario y eso hace que los resultados vayan a acorde a lo que se vive dentro del mismo. Descendimos. Fue un campeonato muy malo, muy irregular. Te queda esa sensación amarga: es tu último año en el filial y te vas con un descenso. Al final y al cabo, si empiezas a mirar tu curriculum no van a mirar cómo jugaste ni qué hiciste, sino que participaste en el descenso.
Jugaste veinte partidos con el Deportivo en Primera. ¿Con qué momentos te quedas?
Me quedo con el debut por ser en el estadio Santiago Bernabéu, donde pude jugar treinta minutos, y con el último porque, para mí, San Mamés es un estadio muy especial. Me quedo con el recuerdo de que pude jugar en ese campo. Era algo soñado desde siempre. A mi padre siempre le hubiese gustado conseguirlo. Es algo de lo que siempre me siento orgulloso. Fue un día completamente feliz.
¿Qué compañero destacas de tu etapa en el Deportivo?
Siempre tuve admiración, y no es por ser compañero ahora de equipo, por Carlos Pita ya cuando jugaba con él en Segunda B. Veía que era un jugador diferente, que llevaba el ritmo del partido a su antojo. Con el que más me entendí y disfruté. Jugaba por delante de él y, por eso, me hinché de balones gracias a su aportación.
Estuviste cedido en la temporada 2010/ 2011 con la Ponferradina en Segunda. ¿Qué aprendiste en esa etapa?
Hay que tener en cuenta que fue el equipo que me dio la oportunidad de debutar en Segunda, que es algo que siempre tienes que tener en la cabeza. ¿Que las cosas no salieron bien? Eso lo sabemos todos. Tuve una lesión de larga duración, una pubalgia que, al principio, fue mal diagnosticada. Se pensaba que solo era una pequeña rotura de aductor. Al final, se agravó en una pubalgia que me tuvo parado seis meses. Disputé quince partidos, jugué algún que otro buen encuentro y me siento orgulloso de haber vestido esa camiseta.
Temporada 2011/2012 con el Montañeros en Segunda B.
Me dio la oportunidad de intentar a volver a engancharme, de volver a disfrutar. Ya no busqué nada fuera. Quería estar ese año en casa. El palo había sido gordo. Teníamos un muy buen equipo con grandes jugadores como Moisés Pereiro o Iago Iglesias. Fue un año muy raro. También, un grandísimo entrenador como José Ramón. Los resultados no se daban. Cuando tuvimos otro entrenador, que era el vicepresidente, y cuando peor jugábamos fue cuando teníamos mejores resultados. Visto el nivel que podíamos dar era algo que chocaba a todos. Me quedo con muy buenos amigos. Me volví a reencontrar con Víctor Espasandín y, desde entonces, tengo muy buena relación con él. Estoy sumamente agradecido a volver a jugar al fútbol y disfrutar, pero decepcionado por el descenso a Tercera y la desaparición del conjunto.
Dice Jorge Valdano que "el fútbol es un estado de ánimo". Tú lo corroboras. ¿En qué medida crees que influye la motivación a la hora de jugar?
Personalmente, me influye bastante. Cuando lo pasas bien, cuando estás a gusto con lo que haces, con los compañeros, con el entrenamiento, cuerpo técnico, cuando estás a gusto en un club, puedes sacar más lo que tienes dentro. Puedes, de verdad, jugar como uno desea y como uno siente. Unas veces cuando no estás acorde, no te salen las cosas, no viene todo lo rodado que tú quieres es cuando peor lo pasas dentro de un grupo. Por tanto, prefiero seguir así, ser feliz y así conseguir más metas para todos.
¿Es el Lugo actual el mejor grupo humano que te has encontrado?
Quizás sí. Me he encontrado un grupo humano increíble. Cuando estaba en el Laracha aprendí a valorar el fútbol de otra forma porque allí te lo enseñaban. Este grupo es espléndido. Siempre se dice que a nivel profesional no se puede encontrar un grupo acorde porque siempre hay expectativas individuales, pero aquí somos uno solo, somos un colectivo y pensamos todos en el bien del colectivo.
José Juan, en una rueda de prensa la pasada temporada, comentó que el Lugo podía experimentar un crecimiento similar al Numancia. Lolo Pavón jugó en el Numancia y, al ser preguntado sobre esa comparación, dijo que puede haber ciertas similitudes. ¿Hasta dónde crees que podría llegar el club? No hablemos de límite.
Nunca se sabe. Visto cómo están saliendo las cosas y la personalidad que tenemos en el campo, el límite es muy difícil saberlo y verlo porque se ve que cada día el equipo mejora y es más fuerte defensiva y ofensivamente. Nunca se sabe si podemos llegar a ser un Numancia u otro humilde equipo. Tenemos la mentalidad de ir paso a paso y de ir poco a poco. Lo que venga, bienvenido que sea. Mientras disfrutemos como ahora, no hay problema.
¿Qué aspectos crees que debes mejorar tú personalmente con 29 años? ¿En qué crees que destacas?
No hay nada que destacar. Lo más importante que puedo dar es intentar trabajar colectivamente. He mejorado bastante la faceta defensiva. Es algo que si estás en la parte atacante siempre tienes que mejorar. A los atacantes nos gusta mucho mirar hacia delante, pero algunas veces mirar hacia atrás nos cuesta. He mejorado las ayudas a los laterales, al mediocampo, a estar más metido en el partido en el sentido defensivo, estar más pendiente del jugador que pueda causar peligro sin tener marca. Ofensivamente, ahora tengo más equilibrio, más pausa y menos pérdidas de balón, que es en lo que nos basamos en nuestro juego.
Juegas en las tres posiciones de la mediapunta. Eres zurdo. ¿Qué destacarías de tus compañeros de demarcación? El primero, Pablo Álvarez. De derecha a izquierda.
Un ejemplo de trabajo, lucha y de entrega cada día. Ahora mismo es más para quitarse el sombrero ver cómo superó las lesiones. Cada día que viene es feliz, es alegre, es un tipo que disfruta mucho y del cual aprendes a ser constante con el trabajo que realiza.
Pablo Sánchez.
Su capacidad para crear algo de la nada. Estar rodeado de tres y salir con el mínimo esfuerzo algunas veces. Y lo oportunista que es de cara al el gol. Siempre está en el sitio adecuado en el momento adecuado.
Álvaro Peña.
Puede ser un gran futbolista. Se le ven unas cualidades muy buenas. Tiene un buen manejo de balón en corto. Tiene buen desplazamiento. Tiene que aprovechar más su llegada y su disparo. Eso es fruto de los años y de coger la experiencia. Va a ser un grandísimo jugador de cara al futuro.
Iago Díaz.
La potencia, la explosividad que tiene. El golpeo de interior al segundo palo. Es en quien tiene que identificarse cualquier canterano del Lugo. Llegar desde abajo hasta donde está. Tiene mucha capacidad de mejora y para dar mucho más. Lo va a dar. Estoy seguro de ello.
Y, finalmente, Ernesto.
Es la zurda, es el guante. Se le ve capacidad de sacrificio y un manejo de balón increíbles. Tiene un centro en carrera espectacular. Tiene un toque de balón que solo hace falta poner la cabeza porque ya te la pone él donde tiene que estar. Va a dar buenas tardes en el Ángel Carro.
¿Un mediapunta de élite con el que te identifiques?
Michael Laudrup. Es alguien que tenía una imaginación y una capacidad en el último pase increíbles. Es alguien que siempre me ha desbordado por su imaginación y su forma de ver el fútbol. Después, también recordar que tuve la oportunidad de jugar con Juan Carlos Valerón, que es otro mago en la visión de juego.
¿Qué jugadores destacarías en Segunda tanto en tu etapa en la Ponferradina como esta temporada y un tercio en el Lugo?
¡Hubo tantos! Recuerdo en la 2010/2011 que estaba una bestia como Emaná. A partir del año pasado ya me quedo con los de mi equipo: con Manu, Seo (Fernando Seoane), Pita u Óscar (Díaz). Tengo que destacar a los que tengo delante, los que veo todos los días, con los que disfrutamos cada fin de semana.
Durante la pasada temporada y la actual has compartido entrenamientos e incluso amistosos y la tercera ronda de la actual edición de la Copa del Rey ante el Recreativo en el Nuevo Colombino con canteranos. Tu caso más cercano es Laro e incluso Keko, que son centrocampistas creativos. ¿Qué valoración haces de los dos?
Laro tiene bastante calidad para dar algo más en el fútbol, pero le falta algo que siempre le digo todos los días: trabajo, constancia, enfrentarse cada día como si fuera un reto personal en el sentido de tener que darlo todo en cada partido o entrenamiento. Le falta eso. Keko tiene mucha calidad, mucha habilidad, buen manejo de balón. Algunas veces le decimos bastantes compañeros que si hace el fútbol más fácil será un grandísimo futbolista. Condiciones y aptitudes las tiene.
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